Dios Es Mi Copiloto
Huyo del robo de tu piedra verde, que por cierto ahora es mía. No hay mejor vehículo de escape que aquellas graciosas gacelas amarillas, de amables jinetes al galope. Se ha dicho que no hay pasión que robe al hombre toda la capacidad de raciocinio como el miedo, y basta llegar al paradero más cercano para comprobarlo en sangre propia. No hay deporte extremo mas adrenalínico que el diario viajar, con incierto resultado por cierto, ¿llegaré entero?, ¿siquiera llegaré?, estas absolutas interrogantes solo son contestadas por el dios, aquel dios que reza papito no corra y que tiene a su colega de copiloto.
Curva cerrada a 70 por hora, no hay viaje espiritual que acerque más al mortal a su estado de cordero, incapaz de reaccionar, dispuesto a morir por llegar a destino, la sangre congelada y la mirada perdida, de regreso a la condición de vegetal con traje y zapatos.
Curva cerrada a 70 por hora, no hay viaje espiritual que acerque más al mortal a su estado de cordero, incapaz de reaccionar, dispuesto a morir por llegar a destino, la sangre congelada y la mirada perdida, de regreso a la condición de vegetal con traje y zapatos.
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